El proyecto regula el uso de “aguas grises” en los edificios públicos y barrios de viviendas sociales, denominadas así a aquellas que dejan de ser potables pero que podrían adecuarse para ser reutilizadas en actividades diarias de las construcciones antes mencionadas.
Entre las observaciones y sugerencias aportadas en una nota dirigida al Presidente de la Legislatura rionegrina, se puede mencionar la separación de efluentes –en este caso aguas grises- implicaría además de cañerías múltiples, disponer de un adecuado sistema de tratamiento de agua almacenada que garantice la calidad del agua para su reutilización.
Además, el DPA advirtió que el reuso de las aguas grises conllevaría un incremento de la inversión inicial de las obras públicas –con duplicación de las cañerías de colección y alimentación a los artefactos– y asimismo con costos de mantenimiento del tratamiento y elevación del líquido.
Por otra parte advirtió sería conveniente que se analice la factibilidad de aplicación en barrios FONAVI en propiedad horizontal, en los cuales el mantenimiento de las instalaciones debiera estar a cargo de un consorcio.
Asimismo, en edificios públicos donde no existe la principal demanda de uso de agua -que es la higiene personal por duchas o baños de inmersión- las obras necesarias para su implementación, no se justificarían ni económica ni ambientalmente.
Por otra parte, el proyecto de Ley propone a las autoridades de aplicación que tendrán competencia en la aplicación de esta futura ley, pero no especifica de donde surgirían los fondos para atender estas necesidades.